Muchos niños no entienden o identifican las emociones correspondientes en otros. No entender las expresiones corporales, faciales o la entonación verbal, les puede llevar a respuestas inapropiadas. Esto puede desencadenar disgustos, discusiones o altercados físicos.

El juego de las caras: buscando emociones

Para ayudarles en este proceso, vamos a usar imágenes de rostros que reflejan un abanico de emociones. Podemos valernos de cualquier fuente, pero es importante que las caras sean reales.

En esta actividad llamada 'El juego de las caras', los niños desarrollarán la habilidad de reconocer y expresar emociones a través de la identificación de rostros en periódicos y revistas. Cada niño deberá buscar y recortar imágenes de personas mostrando expresiones faciales claras, las cuales reflejen distintas emociones como alegría, tristeza, miedo, enojo, amor, etc.

Una vez seleccionadas las imágenes, el siguiente paso consiste en identificar y clasificar las emociones que representan. Después, los niños presentarán su trabajo al grupo, explicando las razones detrás de su identificación. Al finalizar, discutiremos cómo estos rostros reflejan diferentes emociones y cómo eso se relaciona con nuestras propias experiencias diarias de manejo emocional.

Además, cada niño creará su propio 'mapa emocional', dibujando un rostro que represente una de sus emociones diarias y reflexionando sobre cómo manejan esas emociones. Pincha aquí para descargar la cara sin rostro.

Luego, cada uno de ellos tendrá que exponer las que encuentren. Este aprendizaje se puede reforzar con preguntas del tipo: ¿Qué emoción ha sido la más encontrada?, ¿cuál menos veces?, ¿qué emoción no conocías?, ¿cuál ya conocías?

Mímica emocional

Para que los niños identifiquen en los demás las distintas emociones, vamos a imitar y reproducir sus diferentes tipos mediante expresiones faciales.

Preparamos una baraja con diferentes emociones en rostros de personas y personajes. Barajamos las imágenes y las colocamos bocabajo. El primer jugador toma una imagen y no lo muestra a nadie más. Ese niño o niña tendrá que usar la mímica para representar la emoción del rostro de la carta, pudiendo emplear reacciones verbales y no verbales.

El resto de jugadores tendrán que adivinarla. El ganador podrá tomar la siguiente carta.

Después del juego, podemos reunir a los niños y discutir cómo se sintieron al actuar y al adivinar. Preguntaremos sobre otras situaciones en las que hayan experimentado esas emociones y hablaremos sobre cómo manejar esas emociones en la vida diaria.

Repite el proceso para cada emoción, asegúrate de que los niños practiquen una amplia gama. Permíteles que comenten las diferencias que notan en sus expresiones faciales con cada emoción.

"El monstruo de colores" es una herramienta poderosa para ayudar a los niños a comprender y gestionar sus emociones. Este libro utiliza colores y situaciones cotidianas para asociar cada emoción con un color, lo que facilita a los niños verbalizar lo que sienten y explorar formas de regular esas emociones. La lectura, como actividad conjunta, también fomenta la empatía, la escucha activa y la expresión de pensamientos en un entorno seguro.

Actividades para realizar después de la lectura 1

Actividades para realizar después de la lectura 2

El semáforo de las emociones

El semáforo de las emociones es una herramienta visual y práctica diseñada para ayudar a los niños a identificar y manejar sus emociones de manera efectiva. Utiliza los colores de un semáforo (rojo, amarillo y verde) para representar diferentes estados emocionales y proporcionar estrategias para cada uno de ellos. Este método ayuda a los niños a desarrollar una mayor autoconciencia y habilidades de autorregulación emocional, promoviendo un ambiente más armonioso y colaborativo tanto en el hogar como en la escuela.

Rojo

Representa emociones intensas y difíciles de manejar como la ira, la frustración o el miedo extremo. Señala que es momento de detenerse. Cuando un niño se siente en "rojo", necesita tomar medidas para calmarse antes de actuar.

Estrategias: técnicas de respiración profunda, ir al "rincón de la calma", contar hasta diez o buscar la ayuda de un adulto para hablar sobre sus sentimientos.

Amarillo

Indica emociones de alerta o moderadas, como la inquietud, la preocupación o la irritación. Advierte que el niño debe proceder con precaución. En este estado, es importante identificar la emoción y pensar en soluciones para manejarla antes de que se intensifique.

Estrategias: hablar sobre lo que está causando la alerta, utilizar técnicas de distracción positiva (como dibujar o jugar) o realizar ejercicios de respiración o estiramiento.

Verde

Simboliza emociones equilibradas y positivas, como la alegría, la calma o el interés. Indica que el niño está en un buen estado emocional para interactuar con los demás, aprender y participar en actividades.

Estrategias: continuar con actividades diarias, disfrutar de tiempo con amigos y familia y participar en juegos y aprendizaje con una mente abierta y receptiva.

Dibujar o imprimir un semáforo con los colores rojo, amarillo y verde. Incluir palabras o dibujos que representen las emociones asociadas con cada color.

Explicar el significado de cada color y discutir ejemplos de emociones que podrían corresponder a cada uno.

semaforo-de-las-emociones

Practicar con los niños para que identifiquen sus propias emociones y las clasifiquen según el semáforo.

Si quieres darle un uso diario, coloca el semáforo en un lugar visible, como el aula o la sala de estar, para que los niños puedan referirse a él fácilmente.

Anima a los niños a señalar en qué color se encuentran sus emociones durante el día y a usar las estrategias correspondientes para manejar sus emociones.

Al final del día o durante momentos de reflexión, revisar con los niños cómo se sintieron en diferentes momentos y qué estrategias utilizaron.

 

Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Mindfulness, inteligencia emocional y yoga para la infancia.

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