Todo esto lo podemos cambiar, aunque no sin dificultad, porque muchos de estos hábitos, instaurados ya desde nuestra infancia, los hemos ido fomentando en nuestra vida profesional y personal. Si profundizamos un poco más en cómo invertimos el tiempo, podremos descubrir cantidad de "ladrones" que consumen nuestro tiempo.

Ladrones internos

Para reflexionar sobre ello vamos a descubrir a esos "ladrones" de tu tiempo. Algunos de ellos son internos o dicho de otra forma eres tú misma o tú mismo quien, de forma inconsciente, te robas el tiempo. Quizás sean tus hábitos, tus costumbres o tu carácter y tu personalidad.

Falta de objetivos, de prioridades y de planificación.
Ausencia de métodos y control.
Decisiones dilatadas o inadecuadas.
Perfeccionismo.
Querer acabar pronto.
No delegar.
El desorden.
La incapacidad de decir "no".
Dificultades de atención y estrés.

Ladrones externos

En otras ocasiones, esos ladrones podrían venir del exterior y puedes identificarlos en situaciones o personas con las que te relacionas:

Interrupciones telefónicas o de visitas inesperadas.
Las reuniones ineficaces.
La burocracia.
Tecnología anticuada y recursos escasos.
Desplazamientos.
Incompetencia de otras personas.
Falta de interés de otras personas.
Deficiencias en la comunicación.

 Ladrones externos

El tiempo perecedero

Recuerda que el tiempo puede perderse, pero no puede ganarse.

 

Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Conciliación de la vida familiar y laboral.

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