¿Para qué entrenar nuestra inteligencia emocional?
Las emociones tienen un impacto real en todas las áreas de nuestra vida y, dependiendo de nuestras competencias emocionales, este impacto puede ser positivo o negativo:
Emociones y salud
- Supongamos que queremos implantar un nuevo hábito saludable. Para llevarlo a cabo y mantenerlo, necesitaremos un mínimo de motivación y nuestro estado emocional será clave, ya que variará según los imprevistos diarios y tendremos que ser capaces de regularlo para mantener nuestro objetivo.
- Las emociones desagradables que se prolongan en el tiempo (como por ejemplo, ira que se convierte en conducta irascible o agresiva, miedo que se convierte en ansiedad), mantienen unos niveles de activación fisiológica intensos, como podrían ser: elevación de la frecuencia cardíaca, hipertensión arterial, tensión muscular, etc., que a la larga, si no somos capaces de regularlo, producen un deterioro del organismo y nos pueden hacer más vulnerables al desarrollo de enfermedades.
Emociones y vida profesional
Emociones y relaciones
La diferencia entre vivir y sobrevivir
Es posible que hayamos oído hablar de la importancia de las emociones en nuestra vida o leído sobre Inteligencia Emocional, pero hasta que no trabajamos en mejorar nuestra relación con nuestras emociones, lo cierto es que cuando nos enfrentamos a imprevistos y dificultades, lidiamos con las circunstancias como podemos, con la sensación de tener poco control sobre lo que está pasando.
Para entender esta diferencia entre vivir y sobrevivir, nos serán muy útiles los conceptos de Rigidez EmocionalQuedarnos enganchados en pensamientos, sentimientos y comportamientos que no nos sirven y Agilidad EmocionalSer flexible con nuestros pensamientos y sentimientos para poder responder de manera óptima a las situaciones diarias, desarrollados por la doctora en Psicología Susan David en su libro Agilidad Emocional:
Rigidez Emocional
Agilidad Emocional