Es la habilidad para crear un principio básico de acción que, siendo insondable, permite defender una posición y contribuye al éxito de un movimiento decisivo.

También implica la destreza de unificar voluntades en pos de un logro colectivo y la capacidad para tomar decisiones que equilibran el corto y el largo plazo y crean una ventaja competitiva.

Preguntas pertinentes

Para desarrollar este tipo de pensamiento conviene hacerse tres preguntas clave:

  1. ¿Soy capaz de comprender los aspectos psicológicos, políticos y sociales que intervienen en una situación, antes de iniciar la acción?
  2. ¿Aúno voluntades, respondiendo a los intereses y a las necesidades de las distintas personas y agentes, que participan directa o indirectamente en el logro de mis propósitos?
  3. ¿Preveo las respuestas de los distintos agentes implicados en un proyecto (clientes, competencia, proveedores, comunidad...)?

Acciones o comportamientos asociados

Asimismo, hay que considerar que su puesta en práctica implica el desarrollo de las siguientes acciones o comportamientos asociados:

  1. Planificar en secreto.
    • Destinamos recursos para crear las bases estructurales que garantizan el crecimiento equilibrado de una organización.
  2. Observar la mecánica del conflicto.
    • Detectamos los aspectos emocionales y psicológicos que intervienen en una situación, antes de que se manifiesten en la realidad física.
    • Ocultamos la posición y la forma propia, de modo que no somos reconocidos por nuestros adversarios.
    • Generamos un efecto sorpresa en nuestras acciones.
    • Detectamos los anhelos de los demás y les ayudamos a concretar sus deseos.
  3. Localizar los puntos débiles de los adversarios.
    • Exploramos la vulnerabilidad de los demás, con el objetivo de atraerlos hacia nuestro terreno.
    • Establecemos alianzas productivas para ambos.
  4. Decidir una política de relación con el entorno.
    • Relacionamos la naturaleza de nuestra actividad, con la contribución a la sociedad y lo comunicamos, tanto interna como externamente.
  5. Determinar las líneas de negocio a seguir.
    • Desarrollamos la estrategia más adecuada (costes, concentración, diferenciación).
    • Nos posicionamos en uno o en varios aspectos.
  6. Hacer un análisis DAFO.
    • Analizamos nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Y las ventajas y los inconvenientes del entorno.
    • Extraemos consecuencias que afectan al corto y al largo plazo.

Resultados o éxitos esperados

Finalmente, los resultados o los éxitos esperados serían los siguientes:

  1. Crear ventajas competitivas (defendibles y difíciles de imitar).
  2. Transformar el peligro o la incertidumbre en seguridad.
  3. Garantizar la supervivencia.
  4. Liberar el crecimiento.
  5. Contribuir a que las tareas conduzcan hacia una gran realización.
  6. Reducir el gasto energético y la complejidad y, al mismo tiempo, aumentar el rendimiento.
  7. Mejorar el funcionamiento y propiciar la diversidad como factor de creatividad.
 

Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Orientación a resultados y objetivos.

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