Cómo debe ser la actitud del entrenador de baloncesto
La actitud del entrenador durante los entrenamientos y partidos debe ser siempre positiva y proactiva, buscando soluciones a los problemas con los que se encuentra.
El entrenador debe ser constructivo, no destructivo.
Siguiendo las indicaciones de Jose María Buceta en "Baloncesto para jóvenes jugadores: Guía para entrenadores", editado por la FIBA, algunas de las pautas que definen una buena actitud del entrenador serían:
Crear buen clima
Crear un clima de trabajo agradable, en el que predominen retos atractivos y alcanzables y comentarios positivos.
Repetir las explicaciones cuanto haga falta
Asumir que no basta con una o varias explicaciones para que los jugadores hagan lo que se pretende. En muchos casos, son convenientes las demostraciones y, aún así, es necesario un periodo de entrenamiento para que los jugadores asimilen y dominen la información que reciben.
Considerar las diferencias
Comprender que cada jugador joven tiene su propio ritmo de aprendizaje, por lo que el entrenador debe ayudar a cada chico respetando su propio ritmo, sin infravalorar a los que aprenden más despacio o con mayor dificultad.
Valorar el esfuerzo más que los resultados
Tener siempre una perspectiva realista sobre lo que puede y debe exigir a los jugadores; valorar y destacar el esfuerzo que hacen los jugadores más que los resultados que consiguen. Si los jugadores lo intentan y el entrenador controla el proceso del entrenamiento, tarde o temprano se observarán los frutos.
Hacer un balance positivo
Fijarse y destacar las mejoras de los jugadores más que sus defectos.
Ser paciente
Tener paciencia cuando las cosas no salen como se esperaba, animando a los jugadores para que lo intenten de nuevo.
Ser objetivo con los errores
Analizar con objetividad los errores de los jugadores y las situaciones difíciles en el proceso del entrenamiento, siempre con el propósito de alcanzar conclusiones productivas. Los errores y las situaciones difíciles son excelentes oportunidades para saber cómo están las cosas, qué aspectos deben trabajarse más o qué detalles deben modificarse.
Respeto y cariño
Tratar siempre a los jugadores, pase lo que pase, con respeto y cariño. Esta línea de actuación favorece que el entrenador se gane el respeto de sus jugadores jóvenes y realice con más eficacia su trabajo en el entrenamiento.