Breve historia del baloncesto
Fue James Naismith, profesor de origen canadiense, el encargado en 1891 de solucionar un problema que acuciaba a la Universidad de Springfield (Massachusetts): ¿a qué jugar con sus alumnos en los fríos inviernos del norte de los Estados Unidos? Su solución no fue otra que crear un deporte que pudiera ser practicado a cubierto.
En cierta medida, cansado de otros deportes populares de la época como el rugby, más agresivos y dependientes de la fuerza o el contacto físico, quiso diseñar un juego en el que la habilidad, coordinación e inteligencia fueran determinantes para el éxito.
Así Naismith inventó el baloncesto, a partir de la modificación de un juego infantil llamado "duck on a rock" (El pato sobre una roca), en el cual había que intentar golpear un objeto colocado sobre una roca lanzándole una piedra.
Naismith solicitó que se colgase sobre las barandillas de la galería superior que rodeaba el gimnasio unas cajas de 50 cm de diámetro. Demasiado pretencioso, pues lo único que le consiguió fueron unas canastas de melocotones: las primeras canastas de la historia del baloncesto.
Había nacido un nuevo deporte.
Poco a poco el juego se fue extendiendo por los colegios y universidades de Estados Unidos. A Europa llegó de la mano de las sedes de YMCA en París, Francia. Pero fue en la Primera Guerra Mundial cuando el baloncesto vivió su verdadera explosión por Europa, gracias a los soldados estadounidenses que jugaban en sus ratos libres.
A partir de ese momento los hechos históricos más relevantes fueron:
(1928 y 1932)
El baloncesto se incluye como deporte de exhibición.
(1936)
El baloncesto adquiere la categoría de deporte olímpico.
(1976)
El baloncesto femenino se incluye como deporte olímpico.