Cómo mejorar la resiliencia en las vÃctimas de acoso escolar
El concepto de resiliencia es semejante al concepto popular de superviviente; la persona remonta las dificultades ante una vida adversa y muy difícil pero sale exitosamente adelante e, incluso, llega a triunfar luego en la vida. Y ello, a pesar de tener todo en contra en la niñez, adolescencia o juventud.
Es un mecanismo natural que tenemos las personas para hacer frente a situaciones difíciles, extremas, excepcionales, que amenazan nuestra supervivencia. En este caso es cuando en la mayoría de las personas se pone este mecanismo psicológico en marcha. También hay algunas culturas que son más resistentes que otras. Gracias a la resiliencia la mayoría de las personas son capaces de adaptarse a la vida, en cualquier lugar del planeta, a pesar de tener que vivir situaciones adversas o extremas.
Son ocho los factores que componen la resiliencia en la juventud:
Las anteriores características estarían asociadas con habilidades de afrontamiento específicas, que adquirirían los niños y las niñas que desarrollan resiliencia, a través de su interacción con el ambiente. Estas habilidades serían de varios tipos: emocionales, de manejo, interpersonales, sociales, intrapersonales, académicas, de trabajo, de reestructuración, de planificación y habilidades para la vida y de solución de problemas.
Por ello, una persona resiliente, niño o niña en este caso, tendría las siguientes capacidades:
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Sabemos que la habilidad para afrontar exitosamente el estrés y los eventos adversos proceden de la interacción de diversos elementos en la vida del niño o de la niña, como: el temperamento biológico y las características internas, especialmente la inteligencia; el temperamento del niño o de la niña y el locus de control interno o dominio; la familia y el ambiente de la comunidad en la que el niño o la niña vive, especialmente en relación con su crianza y las cualidades de apoyo que están presentes, y el número, intensidad y duración de las circunstancias estresantes o adversas por las que ha pasado el niño o la niña, especialmente a temprana edad.
Es tan importante la resiliencia que se ha llegado a considerar que la misma permite un funcionamiento de la persona equivalente a la invulnerabilidad, la resistencia al estrés y a la adversidad. Sería un factor de protección para cualquier tipo de conducta adversa. Además, es un proceso mucho más habitual en los seres humanos de lo que pensamos.
Disponemos de programas para incrementar la resiliencia. Empiezan por detectar los déficit que tienen los niños y las niñas para corregirlos y así evitar problemas a corto, medio y largo plazo. En estos, la familia, los padres y las madres, los hermanos y las hermanas, otros familiares o personas de apoyo para la persona, son las primeras personas que tienen que intervenir. Pero también puede ser un profesor cercano, una tutora o profesora que hace de guía, etc.
Realmente, estamos hablando de la competencia social, que es un elemento central de la resiliencia, y que podemos potenciar cuando sea necesario.
Por ello, cuando un hijo o una hija ha sufrido bullying o ciberbullying, entre las cosas que madres y padres tienen que hacer, comenzando por la comprensión y búsqueda de soluciones al problema, estará procurar incrementar la resiliencia de su hijo o hija para que supere el problema, lo vea como un hecho aislado en su vida, y pueda seguir con una vida normal en el futuro.
Sufrimiento psicológico y resiliencia