Eficiencia energética y el cambio climático
El primer gran reto es enfrentarse directamente al cambio climático. La principal causa del cambio climático es el aumento de los gases de efecto invernadero (GEI). Estos gases constituyen tan solo el 1 % de los gases que forman la atmósfera pero son esenciales para la vida en la tierra ya que absorben parte de la energÃa reflejada por la tierra y garantizan una temperatura adecuada sobre la tierra. El problema surge cuando se aumenta su concentración debido a la acción del hombre. Este aumento de concentración provoca un aumento de temperatura exagerada en el planeta.
El impacto de la industrialización, en los últimos doscientos años, ha venido a trastocar este equilibrio.
El consumo de combustibles fósiles, que libera grandes cantidades de CO2, es el principal responsable de que las concentraciones de este gas hayan pasado de 280 a 420 ppm. Aproximadamente un incremento del 50 %, entre 1870 y 2023.
Adicionalmente, el aumento de la población humana ha supuesto una sobreexplotación de los recursos naturales, en especial los forestales, destruyendo los sumideros y aportando cantidades muy significativas de CO2 a la atmósfera.
Si no se toman las medidas adecuadas, el crecimiento en el consumo de combustibles fósiles y la deforestación duplicarán las concentraciones de este gas entre 2030 y 2050.
El metano, CH4, que supone sobre un 20 % del total y del que se estima que la mitad de sus emisiones son responsabilidad humana (ganado vacuno, arrozales y emisiones de gas natural).
Predicciones y consecuencias sobre el cambio climático
Según el IPCC (Intergovernmental Pannel on Climate Change):
Las predicciones para el año 2100 son las siguientes:
- La temperatura media de la Tierra se incrementará entre 1,4 y 5,8º C.
- Temperaturas máximas serán más elevadas y habrá más dÃas de calor.
- Temperaturas mÃnimas más altas y menos dÃas frÃos.
- Subida del nivel del mar entre 0,09 y 0,88 m.
- Más fenómenos de precipitaciones intensas.
- Incremento de la sequedad estival y de los riesgos asociados a las sequÃas.
- Incremento de la intensidad del viento y precipitación de ciclones tropicales
Acuerdos internacionales
Para frenar o minimizar estos efectos se han puesto en marcha acuerdos internacionales como el Protocolo de Kyoto o el Acuerdo de ParÃs.
El Acuerdo de ParÃs entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, una vez que, el 5 de octubre de 2016, más de 55 Partes, que representan más del 55 % de las emisiones globales, habÃan ratificado el Acuerdo. España depositó ante Naciones Unidas el instrumento de ratificación del Acuerdo de ParÃs el 12 de enero de 2017.
El Acuerdo de ParÃs cuenta con tres grandes objetivos a largo plazo, recogidos en su artÃculo 2:
- Evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y busca, además, promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5ºC. Además, reconoce la necesidad de que las emisiones globales toquen techo lo antes posible, asumiendo que esta tarea llevará más tiempo para los paÃses en desarrollo. En cuanto a las sendas de reducción de emisiones a medio y largo plazo, se establece la necesidad de conseguir la neutralidad climática, es decir, un equilibrio entre las emisiones y las absorciones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de siglo.
- Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
- Asegurar la coherencia de todos los flujos financieros con un modelo de desarrollo resiliente al clima y bajo en emisiones.
Los objetivos de reducción de emisiones a 2030 fueron recogidos en el Marco de PolÃticas de EnergÃa y Cambio Climático 2021-2030 ("Marco 2030").
Los principales objetivos de dicho Marco 2030 son:
- 55 % de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 2005, lo que supone una reducción del 32 % de emisiones respecto a 1990.
- 48 % de renovables sobre el uso final de la energÃa.
- 43 % de mejora de la eficiencia energética sobre el uso final de la energÃa, con respecto las proyecciones de un escenario de referencia sin medidas.
- 81 % de energÃa renovable en la generación eléctrica.
- Disponer de 19 GW de autoconsumo y 22,5 GW de almacenamiento.
- Reducción de la dependencia energética exterior desde el 73 % en 2019 al 50 % en 2030.
- 42 % de reducción de las emisiones de los sectores difusos y un 70 % de los sectores bajo el comercio de derechos de emisión con respecto a 2005.
- Disponer de una tasa de electrificación de nuestra economÃa del 35 %.
Este perÃodo es coincidente con el cubierto por el Acuerdo de ParÃs.
La visión estratégica europea a largo plazo de una economÃa próspera, moderna, competitiva y climáticamente "neutra" y de la propuesta de la "Ley del Clima" europea establece el marco para alcanzar la neutralidad climática de la Unión Europea en 2050.
Según el informe 'Global Carbon Budget 2024' se prevé que las emisiones globales de dióxido de carbono hayan alcanzado un máximo histórico en 2024 y que lleguen a 41.600 millones de toneladas de CO2 (41,6 gigatoneladas), superando los 40.600 millones de toneladas del 2023.
De ese total, 37.400 millones de toneladas de CO2 proceden de los fósiles (carbón, petróleo y gas), un 0,8% más que el año pasado, cuando también se batió récord. El resto, 4.200 millones de toneladas, se atribuyen a cambios de uso de la tierra (como la deforestación), cuyas emisiones, si bien han aumentado este año, en el promedio de la última década han disminuido un 20%.
En el siguiente gráfico se muestra la evolución de las emisiones de CO2 derivadas del uso y consumo de la energÃa:
Con el fin de reducir las emisiones de CO2 de origen antropogénico se barajan distintas alternativas:
- Optar por otras alternativas no basadas en los combustibles fósiles: energÃas renovables.
- Mejorar la eficiencia energética.
- Luchar contra la deforestación.