España es el país más árido de Europa. En el territorio español, la región mediterránea es la más susceptible a los procesos de desertificación y desertización. En este capítulo se habla de cómo diferenciarlos del fenómeno de la sequía, porque a veces puede dar lugar a confusión.
Sequía
Una sequía es un evento prolongado de escasez de agua, ya sea atmosférica (precipitaciones), superficial (ríos, humedales) o subterránea (acuíferos). Una sequía puede durar meses o años, o puede declararse después de tan solo 15 días. Puede tener un impacto sustancial en la agricultura de la región afectada y dañar la economía local. Las olas de calor pueden empeorar las condiciones de aridez al acelerar la evaporación del agua. Si no llueve lo suficiente, el problema del agua se agrava, no solo por su escasez, sino por su calidad.
Desertificación
La desertificación es un tipo de degradación en la que se pierde productividad por lo que las áreas fértiles se vuelven estériles. Es la formación de aridez causada por una variedad de factores, como los cambios en el clima (p. ej., patrones de precipitación) y en los usos del suelo (p. ej., sobreexplotación de acuíferos) provocados por la actividad humana. Más del 75 % de España está en riesgo de desertificación y el 70 % de las demarcaciones hidrográficas presentan niveles de estrés hídrico alto o severo.
Desertización
La desertización es el proceso evolutivo natural de una región hacia unas condiciones de aridez extrema (desierto). Los factores que causan la desertización son de diversa índole: factores astronómicos (como las variaciones orbitales), geomorfológicos (como la orogenia y la distribución de los continentes) y geodinámicos (relacionados con la actividad geológica y biológica de la Tierra). La desertización es un fenómeno que se produce sin la intervención humana, a diferencia de la desertificación.
Esta píldora formativa está extraída del Curso online de Cambio climático.
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